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La escena elegida como objeto de este análisis está repleta de sentimientos y acompañada de una gran interpretación que, junto con la música, hacen posible la máxima expresión emocional. Además, el peso narrativo que adquiere la música permite que el espectador no eche en falta un diálogo que exprese lo que sienten tanto la protagonista como su hijo.

En este sentido, cabe añadir que se le otorga un peso importante a las miradas que, en cierto modo, se convierten en el timón del hilo narrativo que aquí analizamos.

0- Sonido de acción: cereales y cocina

1- Ella mira a su hijo pensativa mientras le prepara el desayuno

2- Suena el teléfono, nos permite presagiar lo que va a ocurrir

3- La mirada preocupada de la madre hacia el hijo, reafirma la idea de que el trabajo se va a volver a interpone entre los dos.

4- Mirada del hijo a su madre que nos advierte que él también está preocupado, ya que el trabajo de su madre se ha convertido más importante que él.

5- Con esta última mirada empieza una música que nos llevará al interior de la mente de la protagonista para compartir la preocupación que tiene con su hijo, quién parece que está madurando a fuerza de no tenerla a ella. (Este plano se repite hasta 3 veces en 20 segundos)

6- La voz del compañero por teléfono nos saca de esta suerte de sueño en el que nos había envuelto la música. Con su voz vamos volviendo poco a poco a la realidad hasta que la música desaparece, pasando de una mezcla absoluta a secundaria y, finalmente, latente que acaba desapareciendo.